Regresé hace un mes de un viaje de seis meses por la ciudad mas multicultural de California y quizás de EEUU: San Francisco.
Me quedé algunas meses en casa de mis primos Miguel y Mafi en Berkeley, que es otra ciudad del Bay Area a unos escasos 15 min de SF y algunos meses en San Francisco. Conocí a algunos amigos de ellos, la mayoría inmigrantes: venezolanos, indonesios, españoles, mexicanos, franceses, pocos americanos. Fueron unas vacaciones para recordar toda mi vida. Trabaje en algun restaurant por divertirme y fui anfitriona. Disfrutaba comiendo japones, casi todos los días, y ademas como era un restaurant muy eclectico conocí a gente muy importante, como por ejemplo, al alcalde de allá, a algún famosito del cine, a deportistas, a algún vice-presidente de compañía o bueno en fin, una vida diferente a la que estoy acostumbrada en Merida.
Tomar el transporte publico es muy agradable, no hay ni vallenatos, ni reggeaton, ni raspacanillas, todo es predominantemente limpio, silencioso y yo tan contenta: el autobús, el BART, el Muni, al final me entraba un gusto increible cuando iba por la calle y casi siempre podia responder a la pregunta de como moverse por San Francisco, automáticamente yo les podía indicar que dirección tomar y por cual vía era mas rápida.
Fui en agosto algunos días con David (un amigo/roommate francés) para Los Angeles, Hollywood, Santa Monica, Venice Beach, Malibu y San Diego. Y la despedida de mi viaje fueron unos cuatro días que pasé por Nueva York, pero con la tontería del frío y del viaje, no me alcanzo para nada sino para comer y para salir para alguno que otro lado.
Ahora vienen los primos, Daniel y mi Edu a pasear por Mérida.
Me quedé algunas meses en casa de mis primos Miguel y Mafi en Berkeley, que es otra ciudad del Bay Area a unos escasos 15 min de SF y algunos meses en San Francisco. Conocí a algunos amigos de ellos, la mayoría inmigrantes: venezolanos, indonesios, españoles, mexicanos, franceses, pocos americanos. Fueron unas vacaciones para recordar toda mi vida. Trabaje en algun restaurant por divertirme y fui anfitriona. Disfrutaba comiendo japones, casi todos los días, y ademas como era un restaurant muy eclectico conocí a gente muy importante, como por ejemplo, al alcalde de allá, a algún famosito del cine, a deportistas, a algún vice-presidente de compañía o bueno en fin, una vida diferente a la que estoy acostumbrada en Merida.
Tomar el transporte publico es muy agradable, no hay ni vallenatos, ni reggeaton, ni raspacanillas, todo es predominantemente limpio, silencioso y yo tan contenta: el autobús, el BART, el Muni, al final me entraba un gusto increible cuando iba por la calle y casi siempre podia responder a la pregunta de como moverse por San Francisco, automáticamente yo les podía indicar que dirección tomar y por cual vía era mas rápida.
Fui en agosto algunos días con David (un amigo/roommate francés) para Los Angeles, Hollywood, Santa Monica, Venice Beach, Malibu y San Diego. Y la despedida de mi viaje fueron unos cuatro días que pasé por Nueva York, pero con la tontería del frío y del viaje, no me alcanzo para nada sino para comer y para salir para alguno que otro lado.
Ahora vienen los primos, Daniel y mi Edu a pasear por Mérida.