jueves, febrero 05, 2009

Diez años

El reflejo de algunos venezolanos, no de todos­, es responder con desaliento a la pregunta de qué han significado para nosotros los últimos 10 años en Venezuela. Seguramente diran lo mismo unos cuantos habitantes más de este planeta. No hay que recordar cuántas cosas aterradores han sucedido desde 1999 para acá, o cuántas buenas expectativas se frustraron sobre el rumbo que tomaría Venezuela o el mundo.

Pero concentrarse en las pérdidas no arroja sino una cuenta muy parcial de la realidad. Hay que anotar también lo que hemos ganado. Del mismo modo en que puede ser peligroso negarse a ver los problemas y las fallas, me parece que es una decisión equivocada hacer un balance de una época o un momento que omita sus buenas noticias (que siempre, o casi siempre, las hay, aunque en principio pasen desapercibidas).

No podemos hablar de este periodo sin mencionar cómo se han multiplicado las oportunidades de comunicarse, con sus respectivas consecuencias culturales, económicas y hasta políticas, gracias a las nuevas tecnologías de información y comunicación. En 1999 ya estaban extendiéndose Internet y los celulares pero entonces no se habían incorporado a nuestras vidas como lo están ahora.

No veo cómo no podamos anotar como una ganancia para todos esos avances técnicos, así como los que nos ahorran viajes al banco y colas en el cine, o nos permiten en ciertas circunstancias trabajar desde casa o desde la playa.

Hay que considerar también el progreso técnico en la medicina y las posibilidades que ofrece la investigación en torno a las células madre; el enriquecimiento, pese al lado malo de la globalización, del menú cultural al que tenemos acceso en la televisión por suscripción o cualquier buena librería venezolana, mucho mejor surtida que en el pasado.

Sobre todo, creo que las sacudidas de los últimos 10 años nos han enseñado muchas cosas. A nivel global, nos han permitido darnos cuenta de la magnitud del problema ambiental y de que el cambio climático es real; nunca, como ahora, ha estado más extendida la sensibilidad en torno a la necesidad de mejorar nuestros patrones de consumo y de detener la destrucción de la biosfera, pese a que queda muchísimo por hacer y muchísima gente por convencer. Creo que, aunque persistan tantos conflictos, hay un poco más de consenso en torno al valor de la democracia como el menos malo de los sistemas de gobierno, y hasta me parece positivo el que se haya matizado la celebración casi universal del capitalismo que había en 1999, que haya hoy más personas argumentando con seriedad en cuanto a que deben moderarse sus excesos y corregirse sus muchos defectos.

En cuanto a Venezuela, estos años nos han enseñado mucho sobre nosotros mismos, nos han ayudado a despejar algunas de nuestras más antiguas mentiras colectivas. Sí, claro que seguimos cayéndonos mucho a cobas sobre lo que somos o lo que tenemos ­e incluso confundiendo ambas cosas, que lo que somos es lo que tenemos. Pero estoy seguro que unos cuantos de nosotros se han preocupado por aprender, por comprender y por reflexionar, que han progresado mucho espiritual e intelectualmente, y eso lo veremos cuando llegue la reconstrucción de nuestro país.

No hay comentarios.: