viernes, noviembre 09, 2007

GOT MILK?

Good! Because Venezuela hasn't...

Fui al supermercado, el mas grande de Mérida, el que presume, razonablemente, tener el mejor surtido. Y no es que estaba buscando cúrcuma, o cordero, o alguna hierba de nombre impronunciable. No era como si estuviera tratando de encontrar Harina Pan en Estocolmo. Sólo quería leche. Ese líquido blanco, de sabor incomparable, que todos consumimos salvo los que tienen intolerancia a la lactosa. Leche, lo que nos dan de mamar cuando nacemos, lo que nos une a los tigres, las ballenas y los ornitorrincos. Leche, el alimento inicial de los mamíferos.

Pero no. No había. Ni si quiera de marcas exóticas. Ni descremada, ni en polvo. Cero leche. Tampoco había jugo de naranja verdadero. Ni caraotas negras. Ni azúcar. Del Mazeite ni el celaje. Cortes de carne faltaban la mitad de siempre. Y ya parecía que comenzaba a escasear el arroz, el pan y la pasta. Y la escasez para el gobierno en la que ellos también sufren es un invento.

No hay de esas cosas, al menos no mucho. Lo que si hay son Hummers y BMW y motos Ducati y Triumph y yates. Hay whisky de malta, blends de 16 años, champaña que vale un millon de bolivares debiles la botella. Hay rifles y helicopteros rusos. Hay caviar a 300.000 la latica, colas en las puertas de los restaurantes y gente gritando en las barras para pedir mas.

Y claro, tampoco hay certidumbre, ni serenidad, ni la sensacion de que nuestros crecientes impuestos sirvan de algo. Ya casi no hay sentido de pertenencia, o fe, o confianza en el sitio en el que nacimos y en el que seguimos viviendo todavía, echándole pichón cada día y tratando de pasarla lo mejor posible.

Lo hemos hecho antes, lo estamos haciendo ahora: pasar agachados, buscarle el lado bueno al desastre, pensar que todo pasa y que esto también pasara. Y podemos, parece ser, aguantar un poco todavía. Hasta que no podamos adaptarnos más, y hagamos lo que hay que hacer para que las cosas comiencen a cambiar. Porque no van a cambiar solas.

jueves, noviembre 08, 2007

Avisenle a todo el mundo:

LA REFORMA NOS VA A JODER!!.

Voy camino a la facultad de Odontología. Me encuentro, tal como esperaba, que los estudiantes de medicina han trancado parcialmente las vías de acceso a la avenida Tulio Febres Cordero. No hace falta demasiado sentido común para conocer el motivo de la tranca: el día de ayer en Caracas, después de la marcha de los estudiantes universitarios a ese eufemismo de la justicia que es el tribunal supremo, se presentó un tiroteo dentro de la Universidad Central de Venezuela.

Para el día de hoy, todos los periódicos venezolanos reproducen la imagen de arriba. No es, precisamente, un performance de aquella vieja foto en las colinas de Iwo jima. La realidad, como de costumbre, es más plana, más chata: apenas describe el momento en que dos supuestos estudiantes chavistas, uno de ellos con una pistola en mano, intentan abrir una puerta que bloquean dos supuestos estudiantes opositores que, de manera bastante explícita, se encuentran en una situación que sin muchos rodeos podríamos calificar como un problema. No se alcanza a ver en la foto, pero el estudiante con franela naranja lleva una franela con la consiga de no a la reforma. El resultado: plomo, heridos, confusión, horror patrio.

Ya suspendieron los exámenes y la mitad de las clases hasta el 02 de diciembre. Los profesores dieron permisos para protestar todos los días en la mañana de 10 a 1 y luego por la tarde de 4 a 6.

En la Reforma de la Constitucion pretende establecer un Estado Socialista autoritario, centralizado, policial y militarista que acaba con el pluralismo, la alternabilidad, la descentralizacion, la propiedad privada y el derecho de todo venezolano a dedicarse a la actividad economica de su preferencia, convierte a la Fuerza Armada Nacional en una milicia al servicio del Partido de gobierno y elimina la rendicion de cuentas de los funcionarios publicos, todo esto en abierta violacion a los principios y valores democraticos y a los derechos y garantias de los venezolanos.

Se pretende, con esta Reforma hacer algo parecido a lo acontecido en la Alemania de la Constitucion de Weimar, en la cual se forzo al Parlamento a conceder a los lideres fascistas, en terminos de dudosa legalidad, a través de la Ley Marcial, la plenitud del poder constituyente, otorgando un poder legislativo ilimitado para cercenar los derechos y garantías de los ciudadanos y perpetuar en sus cargos a quienes detentan el poder.