martes, febrero 02, 2010

apoyo a nerds


No todo es reguetonero machista y anoréxica orgullosa de su estupidez. No todo puede ser Daddy Yankee y Paris Hilton. La gente enormemente inteligente, aunque torpe y poco sexy, también está de moda. Sobre todo en Estados Unidos, donde el concepto de nerd tomó su forma, donde la nerdería la nerdness es una cultura y un mercado, y donde la producción de conocimiento que hace a ese país tan poderoso corre por cuenta, en muchos casos, de los nerds. The Big Bang Theory, una de las comedias televisivas más populares del mundo en este momento y que se ve mucho en Venezuela, es una celebración del universo nerd; uno de sus personajes principales, por cierto, viene de un país que está cambiando muchísimo gracias a un crecimiento económico basado en gran parte en producir miles de nerds en sus universidades cada año, India. Una historia agridulce y divertidísima sobre un nerd incorregible, La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz, ganó el premio Pulitzer en 2008. Películas de culto como Juno y Napoleon Dynamite o muy comerciales como Superbad reivindican no sólo la posibilidad que tienen los adolescentes tímidos y estudiosos de encontrar el amor o de salir de la soledad, sino también su derecho a ser diferentes, a no dejarse aplastar por el conformismo o la brutalidad de las mayorías.

Claro, eso es allá. Aquí, la verdad, es difícil decir que se premie al conocimiento o se respete la inteligencia, y menos ahora. Los distintos autoritarismos necesitan tener enfrente a cerebros débiles y manejables, no a mentes críticas e independientes que insisten en tener criterio propio sobre las cosas y en aprender continuamente para ser mejores. Los nerds no van mucho a los malls ni se alistan en las milicias. A ellos les gusta que los dejen en paz con sus juegos de rol, sus computadoras, sus libros y sus películas. Un nerd, pese a lo pedante que puede ser, es un libertario que quiere vivir y dejar vivir a los demás, que intenta proteger su habitación para que no se le meta la bulla de la bailoterapia o los insultos del tráfico. Un nerd quiere poder ver una película y vestirse como le parezca sin que nadie se meta en su vida. Cuida su libertad tanto como abarrota su cerebro de información que a los otros puede parecerles inútil. Por tanto, en un país como el nuestro, también el nerd tiene las cosas difíciles.

Pero cómo serían las cosas de distintas si aquí no sólo se les respetara más sino que se les apreciara y convocara, si se les escuchara. Si aquí hubiera también una gran rebelión nerd, una "venganza de los nerds", para invocar aquella tonta pero entrañable película de los años 80. Creo que no nos haría nada mal tener un poquito de nerdería, como sociedad. Sólo con grandes sonrisas, con chistes de doble sentido y con bailar bien no se progresa demasiado, ¿verdad? La pobreza no se resuelve con sex appeal. La economía no va a avanzar porque vayamos a sacar "papa" en un gimnasio o ponernos curvas en un quirófano. Ganar concursos de belleza no incide en el PIB ni en el Índice de Desarrollo Humano de la UNESCO. Podremos ser los más populares de la clase, pero si seguimos sacando tan malas notas nos vamos a quedar repitiendo el mismo curso por siempre. Persiguiendo la inteligencia una generación tras otra, una bonanza petrolera tras otra, sólo conseguimos hundirnos más.

¡Nerds de Venezuela, uníos!