
Los Roques es paraíso y punto, there's no discussion about it, y obvio que no soy la primera en pensarlo, pregúntenle a la biodiversidad del parque, a los roqueños y por supuesto a los italianos, que infestaron la isla. Pero muy majos todos, especialmente los de la posada La Movida, cuyo dueños son Mario y Lidia Rubino. El encargado es Noel, un paisa merideño que nos trato A1. El precio de la posada, 90 euros por persona, incluía las comidas y las llevadas a los cayos. El desayuno eran panquecas, omelettes, muffins, etc. La cava para el almuerzo estaba llena de cervecitas, wraps, sándwiches, ensaladas de frutas de mango, parchita, piña, etc. Luego al llegar de la playa siempre tenían preparadas unas meriendas riquísimas. Las cenas. Mamma mia, engorde 4 kilos en 7 días, y me enorgullece decir que fue el antipasto, mas el primo piatto, luego el secondo piatto con pescados frescos y langostas acompañadas de insalatas y contornos italianos divinos, y finalmente un dolci riquisimo. Más café, vino y copas. Y todas las notti rumbeaba con las panas italianas de las otras habitaciones (Giulia, Anna, Alessandra y Francesca). Que todo lo que había comido en la cena, lo bajaba riéndome de las tonterías que hacían para entretenernos. Fuimos al faro varias veces, disfrutamos de las puestas de sol con los pelícanos y las gaviotas. Caminábamos de noche por las calles dentro del Gran Roque que estaban conformadas por arena blanca, y donde los únicos carros que pasan por ahí son el de la basura y el del agua, que ni una sola vez los vimos. Nos tocaron noches preciosas de luna y estrellas. Estuvo todo muy lindo y la pasamos estupendo. Aquí les dejo algunas fotos de la semana.
Luego de una semana, tuvimos que despedirnos de ese Cieli del Paradiso para quedarnos una noche en Caracas, donde daba gusto pasear por ella porque estaba absolutamente vacía, todos los caraqueños se fueron a las costas y nos dejaron a una Caracas desierta. Aprovechamos un tour por la capital recomendado por